Si escucha la voz de Dios, cambiará su historia
(Lección 8 – Nivel 4)
¿Alguna vez escuchó la voz de Dios? Piénselo por un instante, no se apresure a responder. Reflexione antes de decir que si o tal vez no. Ahora, quizá lo asalte otro interrogante: ¿Qué importancia tiene escuchar la voz de Dios? Despejar esta pregunta tal vez le facilite reconocer si alguna vez oyó a Su Creador.
El mejor ejemplo lo encontramos en el llamamiento que el Señor le hizo a Moisés. Recuerde que llevaba 40 años en el desierto. De hecho, ya estaba acostumbrado al valido de ovejas y en su horizonte inmediato no vislumbraba cambiar de trabajo.
Con sus ingresos, sobrevivían él y su familia. En cierta medida, estaba resignado. Veía su panorama futuro con nietos, viendo morir la tarde en medio de arena, mientras en los corrales abundaban ovejas y toda clase de animales que le proveyeran lo suficiente para vivir.
Pero Dios cambió sus planes: “Y Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; y condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto, y llegó a Horeb, el monte de Dios. Y se le apareció el ángel del SEÑOR en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moisés miró, y he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces dijo Moisés: Me acercaré ahora para ver esta maravilla: por qué la zarza no se quema. Cuando el SEÑOR vio que él se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí…” (Éxodo 3:1-6. La Biblia de Las Américas)
Cuando Dios nos habla, nos queda la certeza de que ese convencimiento— que nace en lo más profundo de nuestro ser— viene de Él.
Puede que usted se encuentre orando y escuche en su mundo interior una vocecita que le anima a hacer algo. Puedo asegurarle que si ha desarrollado intimidad con Dios, reconocerá que es el Supremo Hacedor quien está hablando a su vida.
Otra forma de escuchar su voz es cuando leemos las Escrituras. Un pasaje o tal vez un versículos tocan nuestra existencia. Es como si las palabras cobraran vida. Sabemos que esas líneas aplican a nuestra existencia.
Y una tercera expresión de la voz de nuestro Padre celestial es a través de las circunstancias. Quizá hemos emprendido un proyecto y todo apunta a que debe ser otro el enfoque. Esas circunstancias nos llevan a replantearlo todo y entendemos, que Dios nos está hablando.
Un distintivo cuando reconocemos Su voz lo representa el hecho de sentir paz en nuestro corazón. No hay inquietud, desasosiego o incertidumbre. Esa tranquilidad de seguir esa vocecita en nuestro ser, nos aclara que el Creador está direccionando nuestros pasos.
Cinco consecuencias de escuchar la voz de Dios
Ahora, retomemos el tema: la escena de Moisés ante la zarza ardiente resulta reveladora para un discípulo de Jesús. Lo ocurrido con el profeta prefigura la misma ruta que ocurre con cada uno de nosotros.
Lo cierto es que, una vez Dios trata con nuestra vida, experimentamos cambios profundos en nuestra forma de pensar y actuar, y el proceso se afianza con el tiempo, de manera que es continuo.
Cuando leemos lo ocurrido con Moisés y lo comparamos con nuestra propia realidad, encontramos al menos cinco aspectos interesantes que se derivan de escuchar la voz de nuestro amado Hacedor:
1.- Nuestros planes son distintos de los que tiene Dios
Puede que usted haya trazado un proyecto de vida y, hasta hoy, esté caminando en esa dirección. No obstante, cuando escucha el llamamiento de Dios, el curso de su historia puede cambiar diametralmente.
Moisés estaba apacentando el rebaño de su suegro Jetro, pero Dios tenía otro plan para él.
Igual ocurrió con los primeros discípulos a quienes llamó el Señor Jesús. Le invito a considerar el pasaje:
“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.” (Mateo 4:18-22)
¿Cuáles eran los proyectos de Simón, Jacobo y Juan? Seguir en la actividad de pesca. De esa ocupación derivaban sus ingresos.
Probablemente con usted ocurre igual. Tiene planes para el futuro, pero llega un momento en el que, al escuchar la vocecita de Dios, entiende que debe cambiar el rumbo de su existencia. Quizá al principio se resiste, pero termina por ceder.
2.- Dios tiene una forma particular de tratar con cada uno de nosotros
La forma como Dios llamó a Noé, a Abraham, a Moisés, a Gedeón, a Samuel o Nehemías, es muy diferente a como lo hizo con usted.
Moisés se encontró con una zarza ardiendo en el desierto, mientras que los discípulos a quienes Jesús llamó, estaban ocupados en su trabajo.
Eso es lo maravilloso de Dios, tiene una forma particular de tratar con cada uno de nosotros. Él sabe cómo hacerlo, porque nos conoce hasta en los detalles más íntimos.
3.- Aprendemos a escuchar la voz de Dios
Cuando Dios creó al hombre, lo concibió con la capacidad de escuchar su voz. Esto se hace evidente cuando, horas después de ceder a la tentación de la serpiente, Adán y Eva percibieron la presencia de Dios en el jardín del Edén.
Le invito a leer un texto del Génesis: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:7-8)
¿Cómo podían escuchar la voz de Dios? Por la relación que tenían con Él. La voz les resultaba audible.
¿Y en nuestro tiempo? Cuando desarrollamos intimidad con el Señor, como consecuencia de pasar tiempo a solas ante Su trono de gracia y misericordia. La oración y el estudio de las Escrituras nos abren el camino.
4.- Dios trae cambios a nuestra vida
Una experiencia personal con el Señor Jesús, trae cambios. Ahora que usted está caminando de la mano con el Maestro, es probable que cada nuevo día aprenda algo y de paso, se sienta compelido a no seguir actuando como antes.El autor y conferencista cristiano, Henry Blackaby, asegura que imprimir cambios en nuestra vida resulta inevitable: “Tienes que hacer ajustes considerables en tu vida para moverte desde donde estás hasta donde está Dios. Tal vez dichos ajustes tengan que ver con tus pensamientos, tus circunstancias, tus relaciones, tus compromisos, tus acciones y tus creencias. Me han preguntado si cada ajuste que Dios nos pide es importante. Y siempre responde: Para poder salir de tu manera de pensar y de actuar, y trasladarte a la manera de pensar y actuar de Dios, harán falta ajustes fundamentales. No puedes quedarte donde estás y acompañar a Dios simultáneamente.” (Henry Blackaby. “Mi experiencia con Dios”. LifeWay Press Editores. 2011. EE.UU Pg. 60)No es algo nuevo. Ha sido así a través de los siglos, desde cuando Dios llamó a Noé y, en lo sucesivo, cuando traía a Sus caminos a hombres y mujeres.
Los discípulos de Jesús no estuvieron al margen de ese cambio de actitud. Tampoco quienes tuvieron un encuentro con Él. Piense en Zaqueo. Después que se reunió con Jesús, tomó decisiones radicales.
El texto Escritural relata: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:8-10)
Los cambios están ligados a la experiencia con Jesús. Sin duda, usted ha encontrado que comenzar el estudio bíblico semanal, las lecturas devocionales diarias y la oración, le conminan a permitir que Dios lo transforme. Esa modificación en su forma de pensar y de actuar, generará incidencia entre quienes le rodean.
Desde el momento en el que se decide a cambiar, producirá influencia positiva en otros. De paso, se convertirá en un poderoso instrumento del Padre.
Tenga presente que Él quiere utilizarlo poderosamente allí donde se desenvuelve: el hogar, el trabajo, la iglesia.
Si disponemos nuestro corazón, el Señor nos involucra en Sus planes. Comenzamos a movernos, en nuestra calidad de discípulos, en una nueva dimensión. Dios nos escogió desde antes de la fundación del universo. Estábamos en Su corazón desde antes de que todo lo creado llegara a existir.
5.- Un auténtico discípulo responde al llamado: “Heme aquí”
Escuchar la voz de Dios cuando nos llama, demanda cambios. Renunciar a nuestros planes y permitir que sea Él quien tome el control de todo.
Cuando el profeta Isaías oyó a Dios, no se hizo esperar para darle una respuesta: “Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí.” (Isaías 6:8).
Disponernos para el Señor marca un antes y un después en nuestra historia. El curso de los acontecimientos cambia.
¿Qué ocurre cuando nos llama? Sin duda estamos siendo confrontados para tomar decisiones y ajustarnos a Sus planes y mandamientos.El autor y conferencista, Henry Blackaby, anota que: “Cuando Dios te pida que hagas algo imposible para ti, enfrentarás una crisis de confianza... La manera en que respondas a su invitación revela lo que realmente crees de Dios, más allá de lo que digas. Es aquí, en este momento decisivo tan importante, donde muchas personas se pierden la experiencia del poder de Dios que obra a través de ellas. Si no pueden comprender exactamente cómo sucederá cada asunto,no siguen adelante. Quieren andar con Dios por lo que ven y no con fe. Para seguir a Dios tendrás que andar por fe, porque sin fe, es imposible agradarle, como dice la Biblia. La fe es mucho más que solo creer. La fe bíblica siempre exige acción. Dios no desea que simplemente creas lo que dice. Quiere que obedezcas lo que ordena. Ninguna de las invitaciones y promesas de Dios tendrá sentido a menos que creas en Él, y le obedezcas.” (Henry Blackaby. “Mi experiencia con Dios”. LifeWay Press Editores. 2011. EE.UU Pgs. 58. 59)Las decisiones y ajustes nos preparan para servirle. Es el privilegio que viene de la mano con el llamamiento que Dios nos hace a ser Sus discípulos. Conforme crecemos en Él, desarrollamos intimidad y aprendemos a conocerle en su verdadera dimensión. Cada día vamos descubriendo algo nuevo de su magnificencia, amor, misericordia y poder.
Es natural que entre el llamamiento de Dios y nuestra respuesta, se produzca una crisis. No obstante, debemos enfrentarla. Asumirla como algo previsible en hombres y mujeres que terminan siendo instrumentos útiles en Sus manos.
Tampoco se extrañe si la forma como Él lo llama, es poco usual. Tenga presente que Sus planes y pensamientos son diferentes a los nuestros (Cp- Isaías 55:8, 9)
Le animo a dar un paso más. Si es discípulo, si asumió ese enorme privilegio en su vida, comience a dar frutos. Permita que Él obre en su ser y deje que traiga cambio y crecimiento en su existencia. Es una experiencia maravillosa que comenzará a edificarlo y resultará gratificante en todas las áreas de su vida. ¡Bienvenido a la nueva etapa en su vida consistente en aprender a escuchar la voz de Dios!
Preguntas para su auto evaluación en su avance como Discípulo de Jesús:
Le invitamos esta semana a repasar la Lección y responder los siguientes interrogantes, que le ayudarán a profundizar en las enseñanzas y a tornarlas prácticas en su vida diaria:
a.- ¿Por qué resulta importante aprender a escuchar la voz de Dios?
b.- ¿Podría decir que ha tenido la experiencia maravillosa de escuchar la voz de Dios?
c.- ¿Cuáles son las formas como escuchamos la voz de Dios?
d.- ¿Cómo podemos tener la certeza de que la voz que escuchamos proviene de Dios?
e.- ¿Qué enseñanza trae a su vida el llamamiento de los primeros discípulos de Jesús (Mateo 4:18-22)?
f.- ¿Por qué razón escuchar la voz de Dios cambia el curso de nuestra historia?
g.- ¿Cómo podemos hoy desarrollar intimidad con Dios?
Publicado en: Escuela de Discipulado
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