Si hay solidez familiar, retome viejos sueños y planes
1.- Lectura Bíblica: Proverbios 3:19-26
2.- Meditación familiar:
Hasta tanto tengamos una buena relación familiar, resulta infructuoso embarcarnos en proyectos, sueños y metas ambiciosos. La razón es sencilla: Mientras persisten las dificultades, emprender iniciativas sólo nos llevará a nuevas confrontaciones y de paso, esos esfuerzos concluirán en frustración.
Las primeras metas deben girar alrededor de la relación familiar. Posteriormente otras propuestas irán tomando fortaleza. Es a este aspecto al que se refiere el autor, Stephen R. Covey:“Específicamente voy a alentarlos para que fijen un “tiempo familiar” especial cada semana que, salvo emergencias o interrupciones inesperadas, no se pueda violar. Ese tiempo familiar será un tiempo para planear, comunicar, enseñar valores y divertirse juntos. Será un factor poderoso que le ayudará junto con su familia y servirá para planear, comunicarse y mantenerse en el camino. También voy a sugerirle que tenga momentos de acercamiento con cada miembro de la familia; momentos en que la agenda por lo general la escribe la otra persona. Si hace estas dos cosas, puedo casi garantizarle que la calidad de su vida familiar mejorará definitivamente.” (Stephen R. Covey. “Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas”. Editorial Grijalbo. 1998. Argentina. Pg. 26)Una vez alcanzamos solidez en la familia, podemos entrar a revisar cuál es el destino que queremos para todos. ¿Incluye retomar nuestros viejos sueños? Si es así, ¿podría determinar en dónde y cómo quedaron sumidos en el olvido esos sueños?
En criterio de los especialistas, se requieren tres elementos:
a.- Una visión clara de a dónde quiero llevar a mi familia
b.- Un plan de vuelo que me marque los pasos que debo dar
c.- Una brújula que me indique cuál es la meta en cada caso.
Cuando esos fundamentos mueven nuestra vida en familia, lo más seguro es que no solo alcanzaremos cada uno nuestra realización— nosotros, el cónyuge y nuestros hijos — , sino que además podremos enfocarnos en planes y proyectos para el bien común.
El proceso de resolver problemas y mejorar nuestras actitudes y comportamiento de tal manera que no hieran a la familia, demanda que dialoguemos, que tratemos a los miembros de la familia con respeto, que los escuchemos y que nos dispongamos a colaborar para avanzar en una misma dirección.
Cuando vamos a las Escrituras leemos: “Con sabiduría el Señor fundó la tierra, con entendimiento creó los cielos. Con su conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra e hizo que el rocío se asiente bajo el cielo nocturno. Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento. Aférrate a ellos, porque refrescarán tu alma; son como las joyas de un collar. Te mantienen seguro en tu camino, y tus pies no tropezarán. Puedes irte a dormir sin miedo; te acostarás y dormirás profundamente. No hay por qué temer la calamidad repentina ni la destrucción que viene sobre los perversos, porque el Señor es tu seguridad. Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa.” (Proverbios 3:19-26. NTV)
Si acudimos a Dios y le concedemos el primer lugar, Él nos guiará por el camino apropiado para que las relaciones familiares se tornen sólidas y para que los planes y proyectos que emprendamos tengan éxito. Pero un común denominador en todos los casos es que Dios ocupe el primer lugar. Eso es fundamental. Él es la brújula que necesitamos en casa y la fuente de poder para ver materializados nuestros sueños y proyectos. Con su ayuda y podemos somos invencibles.
Si no ha recibido aún a Jesús como su Señor y Salvador hoy es el día para que tome esa decisión. Puedo asegurarle que no se arrepentirá. El Señor Jesús es quien nos concede la victoria y nos permite alcanzar la relación a nivel personal, espiritual y familiar. Decídase hoy por Jesucristo en su vida y en su familia.
3.- Oración familiar:
“Mi amado Dios, te damos gracias porque estás con nosotros cada día y nos enseñas a crecer. Es gracias a tu poder que vamos dando pasos orientados a nuestra realización familiar. Reconocemos que la familia es nuestro primero ministerio y que, en ese orden de ideas, es necesario aplicar ajustes. No lo haremos en nuestras fuerzas sino con tu divina ayuda. Sometemos en tus manos los planes y proyectos que alguna vez hayamos concebido y te pedimos que nos ayudes en cada paso que demos. Amén”
Publicado en: Altar Familiar
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