Si somos una familia unida, somos un equipo ganador
1.- Lectura Bíblica: Mateo 19:3-12
2.- Desarrollo del tema:
Cada día crece el número de parejas que terminan su relación con una abrupta separación. “No nos entendimos.” O Quizá: “No nacimos el uno para el otro”, suelen ser las excusas. Y sin más, con un sencillo trámite judicial, se le da término a una unión que, de acuerdo con las Escrituras, fue concebida para largo tiempo.
Un amigo Juez me compartí con sorpresa, la infinidad de argumentos que se esgrimen. Aunque fallan en Derecho— es decir conforme lo manda la Ley — , encuentran que los componentes de la pareja buscan muchas argucias para encontrar el camino más rápido al divorcio.
“Alguien procuraba la separación porque su cónyuge, una mujer joven pasadita de kilos, roncaba”, me dijo al tiempo que compartió su inquietud porque no se trataba de infidelidad sino de un pretexto del marido para emprender la huida.
El afamado autor y conferencista, Gary Chapman, enseña lo siguiente:“Después de pasar años discutiendo por sus diferencias, las parejas a menudo llegan a la conclusión de que tales diferencias son irreconciliables. De hecho esa incompatibilidad –o diferencias irreconciliables— a menudo se presentan como fundamento para lograr el divorcio. Sin embargo, después de treinta años de consejería matrimonial, estoy convencido de que no hay diferencias irreconciliables, sino que existen personas que se niegan a reconciliarse.” (Gary Chapman. “Devocionales Diarios Cinco Lenguajes del Amor”. Jul. 27. Tyndale House Editores. 2012. EE.UU.)El matrimonio no es, no ha sido ni nunca será la salida a las crisis del hogar, y en particular, de la relación de pareja.
El Señor Jesús despejó interrogantes respecto al divorcio cuando lo abordaron algunos religiosos de la época: “Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta: — ¿Se permite que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo? Jesús respondió: — ¿No han leído las Escrituras? Allí está escrito que, desde el principio, “Dios los hizo hombre y mujer”. — Y agregó— : “Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo”. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.” (Mateo 19:3-5. NTV)
No hay fundamento para decir: “No puedo seguir unido en matrimonio”. El propósito original de Dios fue la unidad de la pareja no su disolución.
Una de las principales motivaciones de nuestra búsqueda de Dios debe ser que la relación matrimonial se fortalezca no que se vaya a terminar por el orgullo que nos impide reconocer que fallamos, que no toda la responsabilidad recae en los hombros de nuestro cónyuge y que siempre hay oportunidad de comenzar el proceso de cambio. En esa meta no estamos solos porque nuestro amado Dios nos afianza y fortalece para lograr modificaciones en nuestros patrones de comportamiento con el cónyuge y con los hijos.
No podríamos terminar esta reflexión sin antes invitarle para que reciba al Señor Jesús como su Señor y Salvador. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.
3.- Oración para el ayuno:
“Amado Dios y Padre celestial, reconozco hoy por las Escrituras que constituiste la relación matrimonial para que fuera duradera y no para procurar el divorcio cuando surgen dificultades, Te pido la sabiduría necesaria para saber manejar las situaciones conflictivas y encontrar soluciones con tu divina ayuda. Ocupa hoy y siempre el primer lugar en nuestro hogar. Amén”
4.- Metas familiares para hoy:
a.- Tendré en cuenta que Dios nos unió en matrimonio no para que terminemos en separación sino para que permanezcamos unidos.
b.- Rechazaré toda idea encaminada al divorcio cuando surjan conflictos familiares.
c.- Procuraré el entendimiento en la relación de parea.
Publicado en: Altar Familiar
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Un consejo oportuno con fundamento en la Biblia.