Si trata bien a las personas, habrá comenzado el cambio
1. Lectura Bíblica: Mateo 7:12; Lucas 6.31
2. Versículo para memorizar:
“Y así como queréis que los hombres os hagan, haced con ellos de la misma manera.” (Lucas 6:31)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Lucía se levantó de mal humor. Estaba buscando ocasión para reñir. Roberto se inquietó al comienzo, pero luego pensó que tal vez ella no había dormido bien. Por alguna razón, le contestó mal cuando él le preguntó si prepararía café o chocolate.
“La sacó del estadio— pensó Roberto —. Ahora sí que no me aguanto”. Segundos después y para su sorpresa, prefirió guardar silencio. No solo evitó una discusión, sino que tres minutos más tarde, su esposa fue quien le preguntó amablemente: “¿Deseas chocolate o café?”.
El asunto se resolvió favorablemente cuando en otras ocasiones había desencadenado conflictos, al menos por trivialidades.
¿Deseamos que los demás cambien con nosotros? Si es así, somos usted y yo quienes debemos emprender el proceso de cambio hacia ellos.
El afamado escritor y conferencista, Jonh C. Maxwell, enseña:“Trate a los demás como usted desea ser tratado por ellos. Trátelos como si fueran importantes; ellos reaccionarán según la forma en que usted los percibe. La mayoría de los seres humanos pensamos cosas maravillosas acerca de otras personas, pero ellas nunca lo llegan a saber. Muchos de nosotros tenemos la tendencia a ser muy medidos a la hora de reconocer algo en alguien o de exaltarle. De nada sirve si todo lo que hacemos es pensar pero no decir lo que sentimos. Sólo es valioso, cuando no solo lo pensamos sino que lo decimos.” (John C. Maxwell. “Liderazgo eficaz-Cómo influir en los demás”. Editorial Vida. 2002. EE.UU. Pg. 17, 18)Lo que este autor cristiano recomienda no es nada nuevo. Es la aplicación práctica y sistemática de un principio que compartió el Señor Jesús con multitudes y con nosotros hoy: “Y así como queréis que los hombres os hagan, haced con ellos de la misma manera.” (Lucas 6:31)
Es un pauta de éxito sencilla que hallamos en el libro de los triunfadores que es la Biblia, y que puede llevarnos a experimentar transformación en nuestras relaciones humanas.
¿Desea un buen trato de su cónyuge? Dígale lo que siente por él o ella. ¿Cuándo fue la última vez que le dijo: “Te amo”? Si han pasado muchos meses, no espere que él o ella le digan “Te amo” de buenas a primeras. Es algo que aplica también con sus hijos. ¿Y qué decir del trato con otras personas? Si no utiliza palabras y gestos amables, no espere que ellos le traten con consideración.
No olvide que todas las personas requieren algún grado de reconocimiento. Anhelan que los atiendan bien, que les digan algo positivo, motivante, transformador.
Un conjunto de errores frecuentes de nuestra parte con respecto a nuestra familia y las personas que apreciamos está relacionado de la siguiente manera: no les damos el debido crédito cuando dicen algo valioso, no les pedimos perdón si les ofendemos, no los animamos en circunstancias difíciles, les criticamos en público sin medir el alcance de lo que hacemos, no tenemos en cuenta sus opiniones, no les valoramos su esfuerzo y, finalmente, no les reconocemos como valiosos en nuestra vida.
¿Deseamos buen trato al interior de la familia y con quienes apreciamos? Entonces emprendamos hoy el proceso de transformación. No estamos solos. Dios nos concede la sabiduría necesaria para identificar en qué estamos fallando y qué debemos cambiar.
Tenga presente siempre que es importante animar, decir una palabra edificante. No se retraiga de decirle a los integrantes de su familia y a las personas con las que interactúa, el valor que representan en su vida.
Hoy es el día para emprender el cambio. La decisión es suya, de nadie más. Puedo asegurarle que si emprende ese caminar, su vida será más gratificante, camino de una realización plena.
Esta mañana o quizá tarde es propicia para comenzar a cambiar, y esa transformación inicia cuando abrimos las puertas de nuestro corazón a Jesucristo. Es el inicio de un maravilloso camino de crecimiento personal y espiritual. De hoy ese paso. Ábrale a Dios las puertas de su corazón, no se arrepentirá.
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Dice palabras gratificantes a su familia o a aquellos con los que interactúa diariamente?
b. ¿Reconoce que sus palabras no son edificantes sino muy duras, en muchas ocasiones?
c. ¿Ha pensado cuál es el resultado de dar un trato áspero a su familia y las demás personas?
d. ¿Piensa seguir en esa misma dirección, teniendo problemas con todas las personas?
Hoy es el día oportuno para emprender el proceso de cambio en su vida, con ayuda de Dios
Publicado en: Devocionales Diarios
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