Su primera obligación familiar: Dar amor a su cónyuge
1.- Lectura Bíblica: 1 Timoteo 5:8
2.- Meditación familiar:
Todo lo que nuestros hijos ven, lo replicarán en su propia existencia y lo reflejarán en su relación de pareja cuando hayan contraído matrimonio.
Basta que tome unos cuantos minutos para evaluar los casos de hombres o mujeres maltratadores, averigüe un poco y compruebe que su problema real comenzó en la niñez.
Quizá usted mismo vive esa situación. Es agresivo verbal y físicamente. Le puedo asegurar que ese mismo trato lo recibió usted desde su infancia. Lo que está haciendo es replicar un patrón de conducta que aprendió inconscientemente y que legitimó como el más apropiado.
El amor romántico en el matrimonio está profundamente enraizado en nuestra estructura sicológica.
Si en la niñez nos prepararon para recibir amor, sin duda, en lo que pensemos y hagamos, reflejaremos ese amor. Es algo que se siembra en nuestra vida desde la más tierna infancia y que germina y cosecha cuando llegamos a la juventud y edad adulta.
Todas las personas deseamos ser amadas. Hasta quien se pudiera considerar el más malo de todos los representantes del género humano, anhelan el amor. El autor y conferencista, Gary Chapman, explica que:“En el corazón de la existencia humana se encuentra el deseo de tener intimidad y de ser amado por otro. El matrimonio está diseñado para llenar esa necesidad de intimidad y amor.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor”. Editorial Unilit. 1996. EE.UU. Pg. 15)Si hay amor en la pareja, ese amor lo absorberán nuestros hijos. Tenga presente que un niño con amor en su corazón, el que le prodigaron sus padres, crecerá seguro, pero sin amor se torna rebelde. El mal comportamiento del niño en muchos casos demuestra un vacío de amor.
La falta de amor permanece durante la edad adulta. El deseo de amor está en el centro de nuestras emociones. Todo cónyuge anhela el amor de su pareja.
El matrimonio fue diseñado para llenar las necesidades de amor e intimidad. Sobre esta base es importante que evalúe cómo anda su relación de pareja y con los hijos, y aplique los correctivos que considere necesarios, comenzando por el más importante: dar amor a su pareja.
No es algo opcional. Es una obligación, en el mejor de los términos ya que el apóstol Pablo escribe: “…porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” (1 Timoteo 5:8)
La forma de proveer no es únicamente económica. También debemos proveer amor. En primer lugar a nuestro cónyuge, y en segundo lugar a nuestros hijos, cuando vengan al mundo.
Nunca será tarde para empezar de nuevo. Revisar nuestros errores, tomar conciencia del daño que causamos, y disponernos a cambiar con ayuda de Dios. Es una decisión que nos permitirá disfrutar de una vida significativa, enriquecedora y con propósito.
Si nuestro amado Salvador Jesucristo todavía no mora en su corazón, es hora de que tome la decisión y le abra las puertas de su corazón. Puedo asegurarle que no se arrepentirá, porque de la mano del Señor Jesús emprenderá una vida nueva, gratificante y enriquecedora.
3.- Oración familiar:
“Amado Dios y Padre, como familia te damos gracias porque es por tu infinita misericordia que nos ayudas a experimentar crecimiento cada día. Reconocemos en cada paso de nuestras vidas, que estamos aprendiendo. Siempre habrá algo nuevo que aprender en nuestra relación de pareja y con los hijos. Te damos gracias porque nos enseñas a comunicarnos y permites que corrijamos los errores que hasta hoy hemos cometido. En tus manos quedamos. Amén”
4.- Una Meta familiar para hoy:
En adelante procuraré expresar el amor a mi pareja; reconozco que no basta únicamente con sentirlo en el corazón, que es necesario manifestarle a mi cónyuge con palabras y acciones.
Publicado en: Altar Familiar
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