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Sus hijos, ¿están siendo afectados por la ansiedad?

Sus hijos, ¿están siendo afectados por la ansiedad?

1.- Lectura Bíblica: Salmos 55:22; 1 Pedro 5:6, 7

2.- Meditación familiar:

Sólo después de una semana, Adriana cayó en cuenta que algo le ocurrió a su hijo Johnatan. No tomaba los alimentos, se encerraba en el cuarto y a duras penas contestaba un saludo. Si le preguntaba algo, respondía con monosílabos. Intentó hablar en profundidad con él, pero parecía inútil.

El asunto llevó a consulta médica. El diagnóstico fue uno solo: Ansiedad. A sus catorce años, el muchacho estaba preso de una situación compleja a la que era necesario prestar atención.

Pero él no es el único. Quizá nuestros hijos están atravesando por la misma situación. ¿Cómo lo descubrimos? Con algunos aspectos de su comportamiento, por ejemplo: Aumento de la frecuencia cardíaca o palpitaciones, aumento de la frecuencia respiratoria, inquietud motora, alteraciones del sueño, dolores musculares inexplicables, cólicos o diarrea, dolores de cabeza, visión borrosa y en algunos casos, resequedad en la boca. Por supuesto hay muchos más, pero los que acabamos de describir son los más frecuentes.

Los peligros y amenazas están por todas partes: En la casa, los colegios, la calle y la oficina.

Al referirse a la ansiedad, el siquiatra, Lucio David González, señala que es
“... una expresión de malestar físico y psíquico al que no se le encuentra explicación, que si bien todos los seres humanos experimentamos en algún momento, puede llegar a tornarse crónica y exagerada, con una marcada sensación de que algo malo va a ocurrir, hasta el punto que termina por afectar todas las áreas de la vida, como la familia, el trabajo y las relaciones sociales.” (Citado en el diario El País. 28/08/2015. Edición impresa. Colombia)
En algunos casos puede confundirse con la depresión, debido a que tienden a ir de la mano. La diferencia radica en que la depresión se produce como una respuesta de tristeza frente a una pérdida, mientras que en el síndrome de ansiedad la reacción ocurre ante un conflicto y lo central es la sensación de aprehensión o temor frente a algo que no ha ocurrido.

¿Qué produce la ansiedad en nuestros hijos? Los especialistas coinciden en asegurar que hay varios factores, entre ellos la personalidad, la crianza, las experiencias, el medio ambiente inciden y la capacidad de los adolescentes o jóvenes para afrontar situaciones difíciles y controlar sus emociones.

Los padres debemos estar atentos a los cambios en el estado de ánimo de infantes, adolescentes y jóvenes. Intervenir a tiempo y no esperar a que la situación se complique.

Ir al médico es una opción aconsejable. Generalmente le dan manejo con sicoterapia a nuestros hijos cuando evidencian comportamientos revestidos de ansiedad.

Sin duda la sicología en nuestro tiempo ha hecho avances de significación para tratar situaciones complejas como la ansiedad. Son una buena alternativa para un buen tratamiento, y más tratándose de nuestros hijos, para quienes siempre queremos lo mejor.

No obstante, el mejor remedio para toda persona que atraviesa períodos de depresión o ansiedad, es volverse a Dios. Es un principio que aplica a nuestra vida pero que es fundamental enseñar a nuestros hijos. Recordarles que sólo Dios tiene la salida al laberinto y llena nuestro corazón de una paz duradera.

El rey David escribió hace siglos una poderosa verdad de la que es necesario apropiarnos: "Echa sobre el SEÑOR tu carga, y El te sustentará; El nunca permitirá que el justo sea sacudido.” (Salmos 55:22. La Biblia de Las Américas)

El apóstol Pedro también hizo su aporte, y nos enseña que todo cuanto nos preocupa — sean asuntos pequeños o de complejidad — debemos entregarlo en Sus poderosas manos. Él recomendó: "…Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que El os exalte a su debido tiempo, echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros. “ (1 Pedro 5:6, 7: La Biblia de Las Américas)

Si Dios ocupa el primer lugar en nuestras vidas, en nuestras familias y por supuesto, en nuestros hijos, podemos tener la certeza que encontraremos salida a la encrucijada. La ansiedad, la depresión y la angustia no podrán robarnos la felicidad. Y además de la paz y el sosiego, nuestro amado Padre celestial siempre nos permitirá encontrar soluciones a los problemas.

Dios es el camino que debemos seguir si nuestro anhelo es experimentar tranquilidad en medio de las dificultades diarias. A propósito, ¿ya recibió a Jesús como su Señor y Salvador? ¿Ha enseñado a su cónyuge e hijos la importancia de darle al Señor el primer lugar de sus vidas?

Recuerde que es un paso que nos lleva a emprender el maravilloso proceso de crecimiento personal, espiritual y familiar que siempre hemos anhelado. ¡Decídase hoy por Jesucristo en su corazón!

3.- Oración familiar:

"Mi amado Dios, gracias por este día que nos regalas como familia. Cuando caminamos tomados de Tu mano, tenemos asegurada la unidad en el hogar. Permítenos cada día aprender nuevos principios de vida, contenidos en las Escrituras, y aplicarlos a nuestra vida familiar. Concédenos la sabiduría para saver identificar cuando nuestros hijos se encuentran en dificultades para poder orientarles apropiadamente, con tu divina ayuda. Sometemos este día en tus manos. Amén"

4.- Una Meta familiar para hoy:

Procuraré mayor diálogo con mis hijos para conocer de primer mano si están atravesando por una situación difícil, y brindarles ayuda oportuna.

Publicado en: Altar Familiar


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