Trabaje en fundamentar sus hijos en sanos principios

1. Lectura Bíblica: Deuteronomio 4:9

2. Meditación familiar:

Cuando los noticiarios y los periódicos de Pennsyilvania informaron sobre la muerte colectiva protagonizada por Alex Hribal, un chico de 16 años, en una escuela secundaria, muchos pensaron que tenía problemas mentales.

El muchacho comenzó su ataque en los pasillos de la escuela secundaria Franklin, de la localidad Murrysville, unos 40 kilómetros al este de Pittsburg, antes de que empezaran las clases. Hribal entró en el centro escolar con dos cuchillos de entre 20 y 25 centímetros y atacó a quienes encontraba a su paso desde el vestíbulo hacia una de las alas del edificio, hasta que lo sujetó y derribó el subdirector de la institución, Sam King, antes de que llegara la Policía.

El hecho que ocupó la primera plana de los diarios en abril del 2014 despertaba sorpresa porque se trataba de un buen estudiante. Provenía de una familia estable. Sus progenitores aseguraron que no ha sido víctima de ningún abuso.

Algunos compañeros de clase entrevistados por la BBC lo describían como un alumno que era más bien tímido y que se relacionaba poco con otros alumnos.

"Siempre sentí que había en él un aspecto diferente que nadie conocía y que era, digamos, difícil de descubrir; diría que era un poco incomprendido", opinó Morgan Ritchey (Citada en el Portal BBC. 10/04/2014)

Los médicos especialistas concluyeron que Hribal no padece trastornos siquiátricos.

¿Dónde— entonces— comenzó todo? ¿Quién es el responsable? Estoy seguro que usted también se está formulando estos interrogantes, y no dudo que otros más.

La sociedad en la que nos desenvolvemos evidencia cada día más descomposición. Crisis en la relación de pareja, en el trato con los hijos, adolescentes rebeldes, jóvenes promiscuos, aumento en el consumo de drogas… La lista sería interminable.

Las Escuelas hacen su parte, y la Iglesia aporta un granito de arena. No obstante, la mayor responsabilidad recae en el hogar, en nosotros los padres.

Moisés, el gran profeta de la antigüedad, enseñó a los israelitas sobre la necesidad de sembrar principios y valores en los hijos. Él escribió una poderosa enseñanza que cobra particular vigencia en nuestro tiempo: “Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos.” (Deuteronomio 4.9. La Biblia de Las Américas)

Los padres estamos llamados a retomar el control de nuestras familias. Es cierto, hay mucho trabajo, quizá compromisos en la iglesia y el cúmulo de pretextos y argumentos que usted traiga a consideración. Pero recuérdelo: La responsabilidad de entregar hijos con altos estándares morales, que aporten a la sociedad, es nuestra. Suya y mía.

¿Fácil? Por supuesto que no lo es, pero si depositamos nuestra confianza en Dios, sin duda que podremos lograrlo. Él es quien nos ayuda en el proceso. Nos guiará para que podamos impartir enseñanzas sólidas a la familia, respaldadas con nuestro ejemplo.

Recuerde lo que enseña el motivador cristiano, John Maxwell:

“Cuando un líder sabe hacia dónde va y la gente sabe que el líder sabe a ciencia cierta hacia dónde va, comienzan a desarrollar una confianza saludable. Esta relación de confianza comienza a crecer a medida que el líder demuestra ser competente continuamente. Cada vez que un líder toma decisiones acertadas por los motivos correctos, la relación se fortalece en el equipo— en este caso nuestra familia— y la relación mejora.” (John Maxwell. “Principios de liderazgo”. Grupo Nelson. 2007. EE.UU. Pg. 88)

Jamás olvide que usted y yo estamos llamados a liderar a nivel familiar. Enseñar con el ejemplo. Transferir a nuestros hijos principios y valores. Si aún no son sólidos en nuestra vida, debemos comenzar a cimentarlos a partir de aprender cada día del libro de las familias victoriosas que es la Biblia.

Otro paso fundamental es que usted reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es el comienzo de una nueva vida, de transformación y crecimiento personal y espiritual. Lo invitamos para que tome la decisión y le abra las puertas de su corazón a Jesucristo.

3. Oración familiar:

“Dios de los cielos, gracias por ser el Dios de nuestra familia. Reconocemos que hay dificultades en nuestras relaciones, de pareja pero también con los hijos. Pedimos que nos des la humildad suficiente para admitir cuando hemos fallado, y la sabiduría para corregir, de tal manera que nuestras acciones no dañen a nuestra familia. Sometemos nuestra vida en tus manos. Amén”

4. Una Meta familiar para hoy:

En adelante dependeré de la guía de Dios para tomar decisiones al interior de mi familia