Transformando nuestra mente, hacia la mente de Cristo
Base Bíblica: Romanos 12:2; 1 Corintios 2:16;
Introducción:
Todos los seres humanos somos lo que pensamos. La idea parece sencilla pero es a la vez profunda porque encierra un profundo significado: Usted y yo actuamos conforme a la información que recibimos, procesamos y guardamos en la mente. De ahí que las Escrituras refieran la necesidad de modificar nuestros paradigmas de pensamiento (Cf. Romanos 12:2) y pensar diferente. Si pensamos diferente, conforme a los principios y valores que Dios nos enseña en las Escrituras, sin duda actuaremos diferente.
I. El propósito de Dios es que renovemos nuestra forma de pensar (Romanos 12:2)
1. Dios espera que haya una transformación en nuestros pensamientos (Romanos 12:2)
a. Somos el resultado de lo que procesamos en nuestra mente
b. Si deseamos actuar diferente, debemos modificar nuestra forma de pensar
2. Nuestra mente determina si nos inclinamos al bien o al mal (Filipenses 4:6-8)
¿Por qué razón?
a. Porque tenemos la capacidad de filtrar nuestros pensamientos
b. Porque podemos desechar aquello que nos resulta perjudicial
3. Transformar el pensamiento es un proceso (2 Corintios 4:16)
a. No es algo que se produce de la noche a la mañana
b. Cada día damos nuevos pasos hacia la transformación del pensamiento
II. Una mente que no ha sido renovada nos estanca o destruye espiritual y físicamente
1. Todos podemos llegar a tener la mente de Cristo (1 Corintios 2:16)
a. Seguir pensando al margen de Dios es destructivo
b. Todos determinamos en qué pensamos
2. Si no renovamos nuestra mente nos gobernará el pecado (Romanos 1:28)
a. Una mente transformada es dejar de lado el pecado (Cf. Romanos 7:15-25)
b. Una mente renovada honra y glorifica al Señor (Cf. Romanos 8:5-7)
3. Las Escrituras enfatizan en la importancia de cuidar nuestra mente, por lo destructivo que resulta no hacerlo (Proverbios 14:30; 17:22)
III. En el poder de Dios es como se logra la transformación de nuestra mente
1. Debemos someter nuestra mente, y por supuesto nuestros pensamientos, en manos de Dios (1 Corintios 6:19; Gálatas 5:22)
2. Todos decidimos cómo reaccionar en cuanto a los pensamientos de maldad (Efesios 4:22-27)
3. Es necesario entregar nuestra mente –pensamientos destructivos, de dolor — al Señor Jesús (Mateo 11:28-30)
4. Tener la mente de Cristo es tener una mente renovada (Filipenses 2:5)
Conclusión:
Cuando vamos a las Escrituras encontramos que hay una enorme responsabilidad en cada uno de nosotros en cuanto a nuestra forma de actuar. Si disponemos el corazón, es decir, nuestra mente, rechazaremos aquello que sabemos resulta perjudicial para nuestra existencia (Filipenses 4:6-8) Cuando nos apropiamos de los principios y valores que aprendemos en la Palabra de Dios, nuestra forma de actuar será totalmente distinta, conforme a Su voluntad, pero además, constituyéndose en la plataforma principal de nuestro crecimiento personal y espiritual. Jamás olvide que tener la mente de Cristo es tener una mente renovada (Filipenses 2:5)
Publicado en: Sermones
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