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Tres sugerencias para una buena comunicación conyugal

Tres sugerencias para una buena comunicación conyugal

1. Lectura Bíblica: Amós 3.3; Efesios 4.26

2. Meditación familiar:

Marco se decidió llamar a su esposa. Habían discutido en la mañana, a primera hora. Si mal no recordaba, porque no le dio dinero para comprarse un par de zapatos.

Los vi en la vitrina del centro comercial y son hermosos. Lucirían con mi vestido fucsia”, argumentó ella. Él insistió que aquél mes no tenían dinero. “Debemos ahorrar, para pagar la cuota del auto.”, explicó. A partir de entonces se rompió el diálogo. Diana no le dirigió palabra, salvo para quejarse cuando él se iba: “Ya no complaces mis gustos; no sé por qué me casé contigo”.

Y ahora, mientras repicaba el teléfono, sentía que su corazón palpitaba con fuerza. “Aló…”, respondió ella. “Amor, quería que habláramos…”, tartamudeó Marco. “No, no quiero hablar contigo”, dijo Diana y colgó el auricular.

No era la primera vez que se rompía todo canal de comunicación. La situación era desesperante.

¿Le ha ocurrido alguna vez? Si es así debe tener cuidado. Romper el diálogo es la antesala del distanciamiento que lleva al divorcio emocional y físico.

Un matrimonio en el que el orgullo lleva a evitar toda evaluación de ideas, así sean diferentes en cada uno de los cónyuges, está camino al fracaso.

Un reconocido sicólogo conceptuó:
“La comunicación es esencial en cualquier relación de pareja porque a través de ella podemos conocer y comprender y amar a las personas, ya que no se puede amar lo que no conocemos. Además es importante comunicarnos para que nuestra pareja sepa lo que nos gusta, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que necesitamos o esperamos de la vida y con esto, nuestra pareja podrá tener un mayor conocimiento en general de nosotros y podrá entendernos y ayudarnos cuando así lo necesitemos.”
Ahora, esa comunicación puede ser a través de gestos, con la mirada, una sonrisa, el tono de la voz, los ademanes que acompañan los palabras y hasta los detalles.

La comunicación llega a ser efectiva entre los cónyuges cuando, a pesar de las diferencias de opinión, se establece un canal de diálogo conducente, no a agravar la situación, sino a procurar el entendimiento. Nos damos una chance para intercambiar ideas, sentimientos y opiniones, y profundizar en el conocimiento del otro.

Los estudios realizados alrededor del tema del divorcio apuntan a señalar la mala comunicación de la pareja como uno de los factores que agrava los conflictos.

¿Qué podemos hacer? El libro de la familia que es la Biblia, ilustra el asunto con una pregunta: "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). Es una clara advertencia, hecha muchos siglos atrás, sobre la importancia de dialogar en pareja para llegar a acuerdos.

Es evidente, entonces, que el diálogo en el matrimonio reviste singular importancia. Claro que surgirán desacuerdos. Es normal y previsible. No obstante, no podemos romper los canales de comunicación. Al respecto el apóstol Pablo escribió: “Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día.” (Efesios 4:26. Traducción en Lenguaje Sencillo)

Es probable que su relación de pareja se haya convertido en un tránsito doloroso porque progresivamente se están desmoronando las posibilidades comunicación.

En primer lugar y antes que reñir, es a Dios a quien acudimos. Él nos ayuda a encontrar salidas para el laberinto. El segundo paso es disponer el corazón para el perdón. Y, en tercer lugar, tener la sabiduría necesaria— que proviene de Dios— para esperar el momento oportuno para hablar con nuestro cónyuge. No rompa, por orgullo o molestia, los canales de diálogo.

Si aún no ha recibido a Jesucristo hoy es el día para que tome la decisión de abrir su corazón para que Él tome control de su vida. Le aseguro que todo será distinto y usted experimentará crecimiento personal y espiritual.

3. Oración familiar:

“Amado Dios y Padre celestial: Debemos reconocer que la falta de diálogo trae consecuencias dolorosas en la relación de pareja. Reconocemos que muchas veces ha primado el orgullo para no aceptar el diálogo con mi cónyuge. Hoy nos has hablado en tu Palabra para llamarnos a encarar las diferencias que podamos tener, y a propiciar la conversación desprevenida. Con tu divina ayuda me hago el propósito de llegar a un entendimiento con mi pareja. Entregamos nuestra familia en tus manos hoy. Amén”

4. Una Meta familiar para hoy:

Dejaré de lado el orgullo que me impide sentarme a dialogar con mi pareja.

Publicado en: Altar Familiar


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