Un encuentro con Jesús transforma a los fracasados en triunfadores
1.- Lectura Bíblica: Juan 1:35-42
2.- Versículo para memorizar:
“Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).” (Juan 1:42)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Un encuentro con el Señor Jesús trae transformación. Así fue ayer, así es hoy, así será mañana.
El borracho que decide salir de su vicio y vuelve la mirada al Maestro, podrá identificar cuándo se produjo el antes y el después en la ruptura de ese hábito destructivo.
El joven que consumió drogas y, como el hijo pródigo, un día cualquiera descubrió que esa vida no era vida. Y le pidió ayuda a Jesucristo. Vivió la maravillosa experiencia de la transformación personal.
Las Escrituras relatan el encuentro de Jesucristo con sus primeros discípulos. En todos los casos, ellos le siguieron.
Andrés compartió la buena noticia con su hermano Simón. Y él fue en búsqueda del Maestro. “Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).” (Juan 1:42)
Una lectura sencilla del pasaje nos muestra que Dios nos escoge, nos moldea y nos lleva siempre a un nuevo nivel. Él no llamó a hombres y mujeres perfectos, sino a personas con errores, dispuestas a cambiar (Juan 15:16)
El Creador no desperdicia nuestras potencialidades. Quizá los demás ignoran adónde podemos llegar. Nuestro Hacedor no. Probablemente alrededor tenemos infinidad de héroes anónimos. A nuestros ojos son insignificantes, porque nos fijamos en la apariencia; Dios en cambio está atento a lo que hay dentro del corazón de cada uno.
Cuando dialogó con Simón, Jesús le dijo “Tú eres…”. El diagnóstico. Necesitamos que nadie nos diga quién somos. Pero cuando vamos a Él, nos transforma. De ahí que le dijera a Simón: “Tú serás llamado…” Es la promesa de una vida victoriosa, en un nuevo nivel, al que jamás podremos llegar en nuestras fuerzas.
Dios modifica nuestro carácter, nuestra posición, la forma de ver la vida. Basta que nos rindamos a Él. No necesitamos ocultarle nada, porque nos conoce hasta en lo más íntimo de nuestro ser (salmo 139:1-5; Hebreos 4:12, 13)
¿Desea ser transformado por el Cristo de poder? Entonces vuelva su mirada a Él. Nicodemo era un religioso de la época, pero de nada le servía conocer mucha letra, porque su corazón debía ser cincelado, pulido, hecho nuevo (Juan 3:1-5) Y solo fue posible cuando buscó al Hijo de Dios.
Decídase hoy a imprimir cambios en su forma de vivir. Es un paso de avanzada que afectará positivamente a su familia también. Reciba hoy a Jesús como su Señor y Salvador.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:- ¿Reconozco que en mis fuerzas no puedo experimentar los cambios que anhelo a nivel personal y familiar?
- ¿Qué me impide recibir a Jesús como Señor y Salvador?
- Si recibo hoy a Cristo, en la certeza de que Él me transformará, ¿qué aspectos considero que se deben modificar en mi existencia?
Publicado en: Devocionales Diarios
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