Una ruta eficaz para conquistar grandes sueños

Base Bíblica: Job 8:5-7

Introducción:

Dios espera que lleguemos siempre a nevos niveles. Su propósito desde la eternidad, no es que permanezcamos estancados. Recibir al Señor Jesucristo es el primer paso. A partir de allí, se inicia un maravilloso viaje hacia el cambio a nivel personal y familiar.

Desde entonces, avanzamos. Es la sumatoria de pasos, algunos en apariencia pequeños pero firmes, que nos ayudan a llegar muy lejos.

El Señor tiene planes para cada uno de nosotros y para el núcleo familiar en el que nos desenvolvemos. La decisión es nuestra, cuando nos movemos en la dirección que el Padre quiere, nos mantenemos en fidelidad a Él y, en lo que hacemos, buscamos Su honra y gloria.

I.- DIOS NOS MUESTRA A DÓNDE QUIERE LLEVARNOS

1.- No siempre la dirección que creemos correcta, es la que Dios quiere (Hechos 16:6-10)

2.- Si buscamos a Dios, Él nos permitirá alcanzar el propósito para la iglesia (Job 8:5-7)

II.- DIOS HONRA NUESTRA FE CUANDO ANHELAMOS GRANDES METAS

1.- Creer firmemente en las promesas de Dios (Hebreos 11:8-10)

2.- Si Dios va con nosotros, tenemos asegurada la victoria (Éxodo 33:1-3, 9-15)

III.- DIOS SIEMPRE CUMPLIRÁ LAS PROMESAS QUE NOS HIZO

1.- Es necesario reconocer que Dios tiene para nosotros grandes promesas (Josué 1:1-5)

2.- Asuma tres principios (Josué 1:6-8)

• Esfuerzo
• Valentía
• Perseverancia

3.- Dé pasos de fe hacia el cumplimiento de las promesas (Isaías 54:2-5)

Conclusión:

Haga una evaluación de cómo está su vida personal y familiar. Descubrirá que hay mucho por mejorar. Que aún no ha alcanzado las metas más grandes. El Señor desea hacer algo con usted, con su cónyuge y sus hijos. Lo mejor está por llegar.

En ese orden de ideas, es esencial que volvamos la mirada a Dios. Es necesario someternos a Él. Permitir que nos moldee, que haga algo especial con nuestra existencia.

Decídase hoy por lo mejor. Insistimos, llegar a nuevos niveles. Prendidos de la mano del Señor Jesucristo, podemos llegar a límites insospechados, que jamás imaginamos, porque Él quiere lo mejor para nosotros, siempre.