Una vacuna definitiva contra la muerte
1.- Lecturas bíblicas: Romanos 6:23; Romanos 3: 10-12;
2.- Versículo para memorizar:
"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23 | RV 60)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
La noticia sorprendió al mundo entero: la Universidad de Oxford y el Instituto Jenner, iniciaban la vacunación masiva de diez mil personas con amenaza de padecer el covid-19 o quienes, posiblemente ya lo estaban.
—Es un gran avance para la ciencia —, aseguró la especialista en virología, Sarah Gilbert.
La inoculación procesada en laboratorios de alta tecnología desencadena en las células una respuesta inmunológica.
Este hecho se sumó a los avances significativos de los científicos israelíes.
“Se evitarán muchas muertes”, titulaba el diario londinense The Guardian, al finalizar mayo del 2020.
Es la conclusión de una afanosa búsqueda para evitar la muerte inesperada y que, producto de una enfermedad incurable, millares de personas en todo el mundo emprendan un viaje sin retorno, al que —sin duda — le temen infinidad de hombres y mujeres.
La Biblia nos advierte sobre un virus mucho más peligroso: el pecado.
"Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23 | RV 60)
En la carta del apóstol Pablo a los creyentes de Roma, advierte que hay una infestación generalizada en los seres humanos:
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Romanos 3: 10-12| RV 60)
La Buena Noticia es que no todo está perdido. Si nos arrepentimos y le abrimos las puertas del corazón a Jesucristo, recibimos la vacuna contra el pecado que nos condena a la muerte eterna.
En Juan 1: 12, 13, leemos:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Y algo más: Juan 3:16 dice que, gracias al amor de Dios manifestado en el sacrificio de Su Hijo Jesús, tenemos asegurada la vida eterna.
No podemos dilatar la decisión. Hoy es el día para rendirnos a Jesucristo y permitirle que transforme nuestra vida y nuestro entorno.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Soy consciente de la situación de peligro en la que me sume el pecado, del que no he querido arrepentirme?
b.- ¿Reconozco que me muevo alrededor de una actitud pecaminosa que dista mucho del propósito eterno de Dios?
c.- ¿He rendido mi vida a Cristo
Someteré vi vida a Jesucristo porque soy consciente de que, en cualquier momento, puedo emprender el viaje hacia la eternidad.
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Publicado en: Devocionales Diarios
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