¿Usted se empecina en desgastar su vida o en invertirla?
1.- Lectura Bíblica: Lucas 9:23, 24
2.- Versículos para memorizar:
“Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ” (Lucas 9:23, 24. NTV)
3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Hay dos formas de vivir la vida. Una es mediante el desgaste y la otra, a través de invertir. Por favor, no me malentienda. No le estoy hablando de finanzas ni de prosperidad sino de la forma como usted agota cada segundo de su cotidianidad.
Cuando dedicamos cada día en pelearnos con los demás; cuando todo nos parece malo; cuando sólo hallamos los errores de otras personas y restamos importancia a nuestros propios errores; cuando permitimos que la amargura, el resentimiento, el odio o la envidia nos gobiernen o, simplemente, cuando permitimos que los días pasen sin hacer algo productivo, no estamos invirtiendo sino desgastando nuestra existencia.
Lo más probable es que al término de nuestros días descubramos que perdimos enormes oportunidades, que dejamos ir instantes agradables, que empañamos lo que pudieron ser experiencias agradables con nuestra familia, compañeros de trabajo o donde quiera que nos desenvolvamos.
Invertir es por el contrario, sacarle el máximo provecho a cada minuto. Vivir a plenitud, conforme a los propósitos de Dios. Dar lo mejor de nosotros. Dejar de lado las pesadas cargas. Procurar el entendimiento con otras personas, en la medida de nuestras posibilidades. Perdonar si alguien nos ofende. No quedarnos estancados en “...me dijo…”. “...me causó daño…” y tantos otros argumentos que utilizamos para justificar los sentimientos adversos contra los demás.
Nuestro amado Salvador Jesucristo enseñó un principio transformador que cobra especial vigencia hoy: “Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ” (Lucas 9:23, 24. NTV)
Ser discípulo de Jesús es vivir la vida a plenitud. No a nuestra manera sino conforme Él nos enseña. Eso es tomar la cruz. Desistir de seguir comportándonos con irracionalidad, sin medir las consecuencias y olvidando que cuanto decimos afecta positiva o negativamente a aquellos en quienes ejercemos un grado de influencia.
La vida es una. Demasiado corta. Irrepetible. Y en esa misma medida, una oportunidad única que debemos aprovechar. Los segundos que transcurrieron jamás volverán. Así es que debemos evaluar si estamos desgastando nuestra vida o si en verdad, la estamos invirtiendo adecuadamente.
No podría despedirme sin antes invitarle para que no deje pasar este día sin abrirle las puertas de su corazón a Jesucristo. Es la mejor decisión que podemos tomar. Es la puerta a una existencia significativa. Decídase hoy por Jesús el Señor.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.- ¿Cómo está invirtiendo su vida?
b.- ¿Se desgasta permitiendo el rencor y el odio en su corazón?
c.- ¿Ha decidido permitir que Dios obre poderosamente, transformando su existencia?
d.- ¿Qué le impide rendirse a Cristo para que lo cambie?
e.- ¿Está dispuesto a emprender desde hoy una nueva vida? Ábrale su corazón a Jesucristo.
Publicado en: Devocionales Diarios
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